El haber vivido durante siglos en la corte de los emperadores chinos, lo ha convertido en uno de los perros más aristocráticos, siendo su carácter una confirmación de ello. Afectuoso y fiel con el propietario, el Pequinés es, sin embargo, obcecado, frío, poco expansivo e incluso arisco con los extraños, poniendo de manifiesto su altanería incluso frente a otros animales. Vive perfectamente en la casa aunque el calor y la sequedad excesivos, durante el periodo invernal, condicionan de manera determinante el desarrollo de su pelaje.